Xbox Series Portátil: el arma Microsoft frente a Nintendo Switch 2

Para la mayoría de usuarios de Xbox, la guerra de consolas se sitúa solo entre dos participantes: su marca favorita y PlayStation. Sin embargo, os vamos a explicar el motivo por el cual creemos que la Xbox Series portátil existe, y esto no es más que el querer iniciar una batalla directa contra Nintendo y su Switch 2. Un escenario que nos sorprende que nadie tenga en cuenta.

La Xbox Series portátil existe por miedo a Nintendo Switch 2

El primer motivo por el cual veremos una Xbox Series portátil es simple, Nintendo Switch 2 se lanzará pronto con un enorme momentum y cuando esto ocurre, la consola menos popular abandona el momento y la cuota mental para pasar al ostracismo. Pura ley de mercado y lo mismo ocurrirá con todas esas portátiles basadas en PC de precios prohibitivos. ¿Os acordáis de lo que ocurrió con Wonderswam y Neo Geo Pocket? Pues eso mismo va a ocurrir de nuevo cuando los de Kyoto saquen la sucesora de su consola.

Hemos de partir del hecho de que la tecnología en sobremesa se ha estancado, y no en el sentido que muchos creen, no es un tema de especificaciones, sino que en cuanto a tamaño de los equipos de desarrollo y costes manejables, es imposible sacar más provecho a los avances tecnológicos. Es decir, el hardware ha llegado a lo suficientemente bueno.

Cuando ocurre esto, lo normal es que el valor de rendimiento que define a una industria empiece a cambiar. Y no hablamos de valores políticos, los cuales son los que entiende la gente del marketing, sino valores técnicos. Y todo por el hecho que una métrica de rendimiento ya ha llegado a lo «suficientemente buena» y toca centrarse en otra. El problema es que para la percepción del usuario final, el nivel gráfico es mejorable, pero para la percepción de los desarrolladores no, ya que se encuentran en una situación en la que no pueden hacer crecer más los estudios de desarrollo en horas y cantidad de personal, llegaron al límite.

El fin de las generaciones de consolas

Todo esto nos lleva al hecho que lanzar un hardware mucho más potente en estos momentos no ocasionaría una ventaja, quizás tendríamos que los títulos alcanzarían mayores resoluciones y tasas de frames, posiblemente la calidad visual mejoraría levemente por el uso de filtros y efectos gráficos con mejor precisión, pero el salto generacional no estaría ahí, y el impacto de lanzar una consola más potente y justificar su compra no existiría. Y esto es algo que le ocurriría a cualquier marca de consolas actual, pero especialmente a Sony y a Microsoft. No en vano, uno de los motivos por los cuales los desarrolladores andan decepcionados con PS5 Pro es por el hecho que no pueden aprovechar sus virtudes, y no por falta de talento, sino como ya hemos contado, por estructura de costes.

Y es aquí donde una Xbox Series portátil cobra todo el sentido del mundo, si bien la tecnología de los dispositivos de bolsillo está muy atrás de la de sobremesa, su portabilidad le añade un grado más de interés y le sirve al mismo tiempo a Microsoft para crear una especie de marketing parásito de Switch 2. Es decir, entrar en competencia con Nintendo significa que los medios y toda la industria hablará de ambos sistemas. Es más, a los grandes editores no les interesan los monopolios, sino que prefieren un mercado equilibrado donde los fabricantes no regenten como monarcas absolutos, sino más bien como regentes débiles sostenidos por una oligarquía donde la corte tenga la última palabra.

Este movimiento de Microsoft es arriesgado

Ahora bien, vayamos al principal argumento en contra de una Xbox Series portátil, y para ello nos hemos de ir a lo que le ocurrió a Nintendo con 3DS y Nintendo Switch. Tan pronto como las consolas portátiles fueron lo suficientemente buenas para mostrar gráficos en 3D a tiempo real, el incentivo por comprar una consola que se conecte al televisor de Nintendo bajo en picado. Es decir, una se convirtió en la competencia de la otra al encontrarse compitiendo por el mismo público.

Además, que Microsoft viene de la mala experiencia de tener dos dispositivos distintos para una misma generación: Xbox Series S y Xbox Series X y de ver cómo una ha fagocitado a la otra. No obstante, tenemos las palabras de Sarah Bond que hablan de una Xbox mucho más potente de la que darán nuevos detalles a finales de año. Hay que aclarar que dicho proyecto no es la Xbox Series portátil, la cual es más bien una reacción a Nintendo Switch 2, pero tampoco es un abandono de lo que son las Xbox Series, sino más bien una versión Pro más avanzada que la de Sony que servirá para alargar la vida de la actual generación de cara a los usuarios más entusiastas en lo que a especificaciones técnicas se refiere.

Para que lo entendáis mejor, la actual Xbox Series S será reemplazada por el modelo portátil, y la Xbox Series X tendrá un reemplazo algo más potente, sin embargo, todo apunta a que no se lanzarán al mismo tiempo. Dicho de otra forma, el producto estrella con el que desde Redmond pretenden, en teoría, relanzar su consola es la Xbox Series portátil. Más que nada buscan que el rival a batir sea Nintendo y no PlayStation.