¿De dónde viene realmente el «fenómeno» Woke?

Personalmente, no quería escribir sobre este tema, ya que me prometí a mí mismo no tratar temas politizados, que no políticos. No obstante, hablar del llamado fenómeno Woke es caminar sobre un filo muy delicado. Claro está que de tanto en cuando en esta página hablamos de videojuegos, y se trata de un tema que sale de tanto en cuando. Es por ello que he decidido dar mi punto de vista sobre el tema.

¡Todo es Woke, hasta el papel del baño!

¿Qué significa Woke? Pues la verdad es que yo no lo sé, y no lo digo por decir, sinceramente, ¿alguien me puede decir lo que significa dicha palabra? Llevo tiempo desgranando su significado, buscando en vídeos y contenido de opinión la definición exacta de lo que es. La sensación general es que se trata de una palabra comodín, sin ningún tipo de definición exacta, pero que tiene las mismas connotaciones que «pecado» para los religiosos.

Así pues, el significante woke se ha convertido en sinónimo de pecado, como una especie de miasma que está corrompiendo al mundo. Los problemas de la peste bubónica actual, en forma de las actuales crisis económicas, sociales, no es por el mal hacer de los gobernantes, sino por lo woke que tiene la culpa de todo. De repente aparece gente diciendo que tenemos que volver a lo viejo, por el hecho que, supuestamente, lo nuevo ha fracasado.

La gran estafa social del siglo XXI

De un tiempo a esta parte hubo lo que yo llamo la gran conspiración docente, desde que los niños y adolescentes no son conscientes del impacto de su educación hasta la edad adulta, se decidió mercantilizar la educación y con ello no me refiero a capitalizarla, sino más bien a un proceso más sutil. El proceso fue sencillo, en vez de basar la calificación en el talento y el esfuerzo, se empezó a basar en las ideas políticas y las relaciones sociales con el profesorado.

Así pues, los niños primero y adolescentes después, con familias con cierta ideología política, eran aupados para llegar a la universidad sin problemas, apoyados e incluso con recomendaciones. A los otros se les invitaba a salir en un proceso totalmente mecanizado y sistematizado. ¿La consecuencia? El sistema universitario terminó absorbiendo una gran cantidad de gente sin nivel. ¿El siguiente paso? Bajar el nivel para que los que habían sido aupados en brazos no se frustraran, pero sobre todo para seguir sacándoles el dinero.

Ese fue el punto donde apareció lo Woke, de repente en las universidades salieron grupos con reivindicaciones ridículas. La generación del chupete quería decir la suya y adoptaron las consignas ridículas que los que les habían engañado y mentido les habían fabricado. Confiados las empezaron a repetir, hasta ese momento el bajar la cabeza les había funcionado, pero la cosa empezó a resquebrajarse.

El colapso mental colectivo y la polarización social

Al final, toda esa generación, al enfrentarse al mundo real, fueron alimentados desde todos lados con lo que podemos llamar un positivismo tóxico. Todo basado en el «No tienes que mejorar, acéptate a ti mismo o a ti misma, tal como eres» lo que llevó a que grandes cantidades de personas, bajo dicho mantra repetido hasta la saciedad, empezarán a sublimar una visión del mundo totalmente errónea. En lo que a productos culturales se refiere, se reemplazó el espectador por ellos.

Realmente no había nada, pero el efecto que provoco en el otro extremo de la sociedad, los que no habían sido aupados en la burbuja, los que se habían sentido marginados y dejados de lado empezaron a señalar a sus compañeros de generación, en una venganza puramente nefasta decidieron reírse de ellos en las redes sociales y por toda internet. Los niños favoritos de la sociedad eran muñecos rotos y tocaba señalarles con saña y escarnio bajo la etiqueta Woke.

En vez de dejarse destruir por esos ataques continuos, los cuales llegaron a niveles de acoso y vejación extremos, lo que hizo el llamado bando Woke fue usar su positivismo extremo y reforzarse. El daño ya no venía de un mundo que les había engañado, sino del otro lado. Con ello se había conseguido polarizar a la sociedad.

Lo Woke, realmente no es un problema

Llevo años consumiendo productos culturales de todo tipo, comics, videojuegos, libros, películas y series. ¿La realidad? El 99% de los productos que son llamados woke son por exageraciones por parte de tres o cuatro creadores de contenido que han de mantener a su audiencia contenta y explotar la palabra clave del momento.

En videojuegos, el título donde se llegó al punto de ridículo absoluto fue con The Last of Us Parte II, donde aún tenemos que el argumento para no jugar al juego y disfrutar de él ya no son elementos típicos de un videojuego, sino ciertas formas de la representación del contenido. El juego es malo por ser woke. ¿Qué significa eso? No lo saben, pero me recuerdan a mi infancia, cuando apareció Yoshi’s Island para SNES y teníamos a un montón de niños llorando por el hecho que el juego se veía dibujado con ceras para niños. La diferencia es que ahora hablamos de gente con pelos en los genitales, y algunos incluso con canas.

Sinceramente, prefiero que ciertos temas permeen en los videojuegos, al fin y al cabo no deja de ser una expresión artística del momento, que ver a una impresentable con el cazo, pidiendo dinero en nombre de cosas como el feminismo e insultado a los aficionados al medio desde un estrado.